Los neumáticos de un carro, como bien sabes, no duran toda la vida. Con el paso del tiempo se van desgastando por los kilómetros recorridos y por diversos factores ambientales, así que es bueno tener en mente que tarde o temprano será necesario invertir en un cambio de neumáticos cuyo objetivo no es otro que el de ofrecer la máxima seguridad en carretera. No hay que olvidar que es la única parte que está en contacto con el suelo, así que conviene cuidar los hábitos de conducción y estar al día en lo que a mantenimiento se refiere.

Síntomas que piden un cambio a gritos

Echa un vistazo al estado de los neumáticos como mínimo una vez al mes. Sabrás que hay que sustituirlos cuando suceda algo a continuación.

Desgaste de la banda de rodadura

Hay que fijarse en los indicadores de desgaste, que son unas barras de caucho rígido que solo se pueden ver con claridad cuando la profundidad de la banda de rodadura se ha desgastado. El límite de conducción segura es de 1,6 milímetros.

Desigualdad en el desgaste

También puede pasar que el desgaste no esté equilibrado y que presente un dibujo que confirma otros problemas. En este caso también hay que cambiar los neumáticos.

Pérdida del aire a causa de un reventón

Se suele notar y no hay que jugársela. Hay que cambiar los neumáticos del eje afectado cuanto antes.

Desgarros y otros daños

A veces un neumático habla por sí solo. Puede que se haya estropeado por culpa de objetos con los que puede toparse a altas velocidades. Son defectos que pueden convertirse en pinchazos o en reventones y conviene tomar medidas antes de que eso ocurra.

Bultos o ampollas en el flanco

Aparecen en el neumático y pueden poner en peligro la seguridad de los ocupantes, ya que es más fácil que se produzca un pinchazo.

Pinchazos de más de 0,7 centímetros

No todos los pinchazos se pueden reparar. Los de mayor profundidad, los que sobrepasan los 0,7 centímetros en la corona de la banda de rodaje, exigen un cambio inmediato.

Con regularidad

Aunque no se haya producido nada de lo anterior, es recomendable cambiarlos cada 35.000 kilómetros por seguridad.

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