Asegurarse de que el sistema de frenado funcione correctamente y de reemplazarlo cuando sea el momento adecuado, no solo servirá para ahorrarte dinero a largo plazo. También puede salvar tu vehículo, o incluso tu vida en un accidente.
Pero, ¿cómo sabes cuándo es el momento de reemplazar los discos o las pastillas de freno? ¿Cuál es la función de cada uno? Echemos un vistazo más de cerca y veamos por qué hay que tener en cuenta el estado de ambas.
¿Cómo funcionan los frenos de un coche?
Cuando presionamos el pedal de freno, se hace palanca para empujar un pistón hacia un cilindro estrecho con fluido hidráulico (cilindro maestro). El líquido se mueve hacia abajo por la línea del sistema de frenado, donde obliga a la pinza a apretar un par de pastillas de freno contra un disco. Esto, a su vez, hace que la rueda ralentice su movimiento.
La energía liberada al detener la rueda se convierte en calor residual, que debe dispersarse. Como el disco tiene un tiempo de enfriamiento relativamente rápido, este tipo de freno ofrece un mejor rendimiento que los frenos de tambor, y se usan ampliamente en los vehículos actuales. Teniendo en cuenta la cantidad de veces podemos aplicar los frenos durante un viaje en coche, no es de extrañar que las pastillas y los discos de freno deban reemplazarse periódicamente.
¿Qué son los discos de freno?
Por lo general, un disco de freno es un disco de hierro (o compuesto de carbono si son de alto rendimiento) que se sujeta a la suspensión de un automóvil y queda abrazado por una pinza de freno que, en su interior, aloja las pastillas de freno. La fricción entre el disco y las pastillas es lo que detiene el vehículo. El disco de freno tiene numerosas ventajas sobre el tambor, ya que disipa el calor con mayor rapidez y, consecuentemente, proporciona una potencia de frenado fuerte y constante.
Los frenos de disco también le dan al conductor más “sensación” sobre el pedal, lo que le permite modular la presión más fácilmente para no ser muy bruscos en el acto. En aplicaciones destinadas al máximo rendimiento, un disco de freno podrá estar comprendido por dos discos unidos (uno al lado del otro) por varios rotores. Esto, en efecto, hace que el disco esté “ventilado”, ayudando a una refrigeración más óptima.
¿Qué son las pastillas de freno?
Las pastillas de freno son una parte clave del sistema de frenos de tu vehículo; se ubican dentro de las pinzas. Sin las pastillas de freno funcionando de forma adecuada, otros elementos de tu coche, como los discos o las pinzas, comenzarán a desgastarse de forma acusada.
Mantener unas pastillas de freno efectivas y eficaces es importante para evitar futuras reparaciones costosas y condiciones de manejo inseguras. Por eso es importante poder identificar cuándo es un buen momento para cambiar estas piezas.
¿Qué sucede cuando el disco o las pastillas de freno se desgastan?
Cada vez que accionas los frenos de tu coche estás causando mínimas cantidades de desgaste sobre las pastillas de freno. Para cada tipo de pastillas (cerámicas, orgánicas y metálicas), esta fricción hace que pequeñas cantidades del recubrimiento protector que las cubre se acabe desgastando. Sobre los discos el caso es similar. Incluso pueden llegar a presentar microfisuras, ondulaciones sobre la superficie o múltiples ralladuras de forma irregular.
Con el tiempo, este deterioro comienza a acumularse: a medida que las pastillas de freno se vuelven más y más finas, eventualmente llegarán al punto en el que deben ser reemplazadas. Sin embargo, hay que aclarar que no hay un periodo exacto que determine cuándo hay que hacerlo, ya que depende del tipo de coche, el tiempo que lo conducimos, por dónde lo conducimos y cómo lo conducimos.
De esta manera, es recomendable controlar el desgaste de las pastillas y cambiar los discos de freno a partir de los 25.000 km (aunque puede durar hasta 80.000 km). Es importante tener en cuenta que los frenos delanteros sufren más que los traseros, por lo que su desgaste es mayor (hasta dos veces más). Muchos son los vehículos que cuentan con un testigo en el tablero de instrumentos que avisan con cierta antelación de que es necesario cambiar las pastillas, pero siempre se puede hacer una inspección visual.
¿Cómo puedo saber si el sistema de frenos está desgastado?
Revisar los frenos para asegurarse de que estén en buenas condiciones requiere de los sentidos de la vista, el oído y el tacto. Juntos, te darán una buena idea de cuándo reemplazar los frenos Aquí hay algunas señales que te harán ver si es momento adecuado:
- Ruido chirriante: es normal que hay un poco de chirrido proveniente de los frenos en condiciones normales de manejo, dependiendo de la limpieza de los frenos, los materiales utilizados para sus pastillas y el clima. Sin embargo, un fuerte chirrido es una advertencia de que las pastillas de freno pueden necesitar ser sustituidas.
Algunas pastillas usan una capa semimetálica dentro de sí mismas o un sensor externo diseñado para emitir ese molesto sonido a modo de advertencia. Este ruido se puede escuchar incluso cuando no se usan los frenos. Si esperas demasiado en este punto, llegará un momento en el que las pastillas se hayan desgastado completamente y, potencialmente, pueden generar costos adicionales al dañar el disco de freno. - Luz de advertencia: algunos coches tienen una luz de advertencia en el tablero de instrumentos para avisarte de cuándo tus frenos necesitan atención. La mayoría de los sensores tienen la misma vida útil que las pastillas de freno, por lo que deben reemplazarse de forma conjunta. Antes de confiar en este método, es mejor consultar el manual de usuario, ya que no todos los vehículos están equipados con dichos sensores.
- El coche se desplaza hacia un lado: si sientes que tu coche se desplaza hacia un lado o hacia el otro mientras conduces, podría ser una señal de desgaste de las pastillas de freno o de que los pasadores de la pinza o el pistón estén pegados. Lo mismo ocurre al frenar con cierta intensidad. Si, manteniendo el volante recto, el coche tiende a irse hacia un lado, el sistema de frenos necesita una revisión.
- Verificación visual: es una buena idea revisar visualmente los frenos con regularidad, por ejemplo, cada 20.000 kilómetros. Es extremadamente importante si tu coche no tiene sensores. Puedes comprobar visualmente las pastillas de freno mirando a través de los radios de la llanta. Si se ven menos de 3 milímetros de grosor, entonces deben ser reemplazadas.
- Vibraciones: si sientes que tu vehículo vibra mientras frenas, es una señal de que los discos de freno podrían estar desgastados de manera anormal o haber sufrido daños térmicos tras un uso intenso del sistema.
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