El volante es uno de los elementos más importantes de nuestro coche. Con él dirigiremos el coche y por ello es de vital importancia que el funcionamiento de la dirección sea óptimo. Frecuentemente podemos notar vibraciones en el volante, que en ocasiones resultan incómodas para el conductor y en otras pueden incluso llegar a suponer un problema grave para la seguridad.
¿Por qué me vibra volante? Esa es una pregunta bastante frecuente.
Lo primero que hay que distinguir es si el volante vibra con el coche en movimiento o también lo hace cuando está parado (pero con el motor en marcha).
1- El estado de los neumáticos y su equilibrado
Cuando nos vibra el volante, el origen de esas molestas vibraciones suele estar, en la mayoría de ocasiones, relacionado con los propios neumáticos. Cabe destacar que el neumático es otro de los puntos claves del coche porque son nuestro único punto de contacto con el suelo.
Si nuestro coche equipa neumáticos con desgastes desiguales en el eje delantero o estos tienen algún defecto derivado del paso del tiempo, largos periodos de inactividad, mal almacenaje o defectos de fabricación (relativamente frecuente en neumáticos de bajo coste) notaremos desagradables movimientos parásitos en nuestro volante. En tal caso, lo recomendable es comprobar las presiones y estado de nuestros neumáticos y en caso de ser necesario, sustituirlos. Este tipo de defecto suele notarse como una vibración rítmica que aumenta poco a poco con la velocidad del coche. Este rítmico “bamboleo” también se produce por una llanta abollada o alabeada.
El desequilibrado de los neumáticos es otro de los factores frecuentes por los que nos puede vibrar el volante del coche. Si el volante vibra sólo a una velocidad determinada (por ejemplo a 100km/h) o en un determinado rango de velocidades, posiblemente el origen del problema sean unos neumáticos desequilibrados.
2- Dirección desalineada y geometría de la suspensión
Otro de los motivos frecuentes por los que pueden aparecer vibraciones en el volante mientras circulamos es el de circular con la dirección desalineada o con una geometría de la suspensión inadecuada. Todos los coches tienen que respetar unas cotas determinadas por los fabricantes para que el neumático pise el suelo de forma óptima. Si nuestra dirección está desalineada o los elementos de suspensión no están perfectamente ajustados puede darse un desgaste prematuro de los neumáticos, un aumento del consumo, un peor comportamiento dinámico del vehículo y las dichosas vibraciones en el volante.
3- Discos de freno en mal estado
Si el volante vibra cuando frenas, el origen casi siempre está en los frenos. En tal caso lo más probable es que los discos de freno delanteros estén alabeados o deformados. Al no estar completamente planos transmiten molestas vibraciones al volante y a los pedales y disminuyen enormemente la eficacia de la frenada.
El alabeo de los frenos puede producirse por un uso muy exigente de los mismos, cambios bruscos de temperatura (por ejemplo pasar un gran charco tras una frenada intensa) o por el propio desgaste de discos y pastillas. Siempre que se ponen discos de freno nuevo se deberían cambiar al mismo tiempo las pastillas de freno ya que las viejas pastillas están “viciadas” con el desgaste del anterior disco.
4- Silentblocks
Los silentblocks son tacos de goma que unen distintas piezas metálicas y cuya función es evitar ruidos, desgastes y amortiguar vibraciones. Si estos se deterioran acaban cogiendo holguras que pueden traducirse en vibraciones en el volante.
Si estas holguras tienen lugar en los brazos de la suspensión o de la dirección, es probable que el vehículo también pierda la geometría óptima de la suspensión, lo que nuevamente se puede traducir en más vibraciones. Los problemas de silentblocks van siempre a más y conviene sustituirlos por confort y seguridad.
5- Juntas homocinéticas
Las juntas homocinéticas de nuestros coches unen los palieres con sus extremos. Su función es transmitir el giro del motor a las ruedas permitiendo que la suspensión y la dirección trabajen adecuadamente.
Si nuestro vehículo acumula muchos kilómetros es posible que las homocinéticas acumulen cierto desgaste. Es frecuente que los fuelles o guardapolvos de estas, al ser de goma, con el tiempo se deterioren y se rajen, dando lugar a las pérdidas de grasa que lubrican las homocinéticas. Al perder la grasa, el mayor rozamiento hará que las temperaturas aumenten y los desgastes se incrementen, dando lugar a ruidos y vibraciones, además de roturas de la junta homocinética que ponen en riesgo nuestra seguridad si se dan mientras circulamos. Un síntoma claro de desgaste son ruidos metálicos, sobre todo a baja velocidad, saliendo desde parado y en giros cerrados.
6- Rodamientos y cubos de rueda
Un rodamiento o un conjunto de cubo-rodamiento en mal estado puede ser origen de molestas vibraciones en el volante. Son más difíciles de detectar porque pueden aparecer y desaparecer a lo largo de un recorrido de prueba. Por ejemplo a veces aparecen al frenar y nos pueden hacer creer que el origen son los discos o pastillas de freno. En ocasiones vienen acompañadas de un zumbido que aparece y desaparece según las condiciones de la marcha.
7- Amortiguadores
Los amortiguadores en mal estado afectan en gran medida a la conducción y a la duración de otros elementos del coche, principalmente al desgaste de los neumáticos y en menor medida al de silentblocks. Cuando haya vibraciones y se determine que la causa son los neumáticos o silentblocks, conviene comprobar si los amortiguadores, copelas y demás sujeciones están en buen estado ya que podríamos enmascarar el verdadero origen del problema.
Los amortiguadores deben cambiarse obligatoriamente a la vez en el mismo eje, siendo recomendable sustituir los cuatro a la vez para un mejor equilibrio del coche.