La válvula EGR es un elemento anticontaminación que actualmente utilizan todos los motores y que es especialmente famosa entre los propietarios de vehículos diésel en lo que a averías se refiere.
La suciedad en la válvula EGR puede dar lugar a un mal funcionamiento del motor y si tenemos una serie de conocimientos básicos, podemos aventurarnos nosotros mismos a limpiar la válvula EGR y así ahorrarnos un dinero.
¿Cómo limpiar la válvula EGR?
Llevar a cabo una limpieza de la válvula EGR no es una tarea complicada ni tampoco requiere de herramienta sofisticada. Un juego de llaves y destornilladores, un cepillo de dientes o brocha y algún producto de limpieza de carbonilla o gasolina son suficientes para dejar la EGR como una patena.
El primer paso será localizar la EGR en nuestro motor, para lo cual lo mejor será recurrir al manual de taller del vehículo, si disponemos de el, o llevar a cabo una pequeña investigación. Dar visualmente con la EGR no suele ser complicado, sobre todo gracias a que hoy en día en Internet es fácil encontrar una foto de la EGR de nuestro motor. Al fin y al cabo, todos los motores sufren averías en la EGR antes o después.
A grandes rasgos hay dos tipos de EGR, neumáticas y eléctricas. Es importante distinguirlas ya que a la hora de limpiarlas deberemos prestar especial atención para no dañar la membrana de las EGR neumáticas o la parte electrónica de las EGR eléctricas.
En segundo lugar desconectaremos cuidadosamente todos los conductos y conectores que tenga la válvula EGR. Habrá que procurar no romper nada, ya que algunos materiales con el tiempo y los cambios de temperatura pueden haberse resecado y es más fácil romperlos. Este es un buen momento para comprobar especialmente el estado de los tubos de vacío y sustituirlos si no están en un estado óptimo.
El siguiente punto es desatornillar la válvula EGR de su soporte, para lo que necesitaremos algún tipo de llave fija o vaso. Guardaremos cuidadosamente los tornillos para no perderlos. Para retirar la válvula, si esta no sale con facilidad porque está enganchada, le daremos unos golpecitos (con suavidad) con el mango de un martillo o de un destornillador.
Con la válvula EGR ya en nuestra mano, retiraremos la junta de sellado que tiene y posteriormente en el montaje la reemplazaremos por una nueva.
Para limpiar la EGR sin hacer mucho esfuerzo, es interesante dejarla durante varias horas sumergida en algún producto limpiador de carbonilla o en gasolina, pero tenemos que tener mucho cuidado de no dejar sumergidos terminales eléctricos ni conectores, ya que podrían deteriorarse dejando inservible la válvula EGR. Después, utilizaremos una brocha o cepillo para arrastrar la suciedad, incidiendo cuanto sea necesario hasta eliminar la carbonilla.
Con la EGR limpia procederemos al montaje en el motor siguiendo los pasos inversos al desmontaje. Es importante asegurarse de que conectamos bien todos los tubos y conectores para no tener problemas de funcionamiento.
¿Cómo saber si la EGR está sucia y debe limpiarse?
El modo más simple de saberlo es cuando se ilumina un testigo en el salpicadero (solo en EGR eléctricas). Normalmente las EGR no tienen su propio testigo para indicar un fallo, por lo que suele encenderse el fallo motor, fallo inyección o incluso avería en los calentadores. El manual del vehículo suele indicar los usos del testigo.
Otro síntoma bastante habitual de una EGR sucia son tirones en el funcionamiento del motor, pérdidas de potencia, problemas de arranque, exceso de consumo o humos negros.
¿Qué pasa si no limpio o sustituyo la EGR a tiempo?
La EGR no es más que un sistema anticontaminación, pero un malfuncionamiento puede afectar a otras partes del motor en caso de avería total. Podría provocar desde daños en el catalizador a desgastes prematuros del motor.
Leave a Comment