En el primero, los individuos interpretan la conducción como algo desagradable, aunque hacen uso del vehículo de forma puntual, evitando determinadas condiciones climatológica o de la vía. El extremo es mucho más radical, ya que aquellos que lo sufren no se atreven a ponerse a los mandos del vehículo aunque tengan el permiso de conducir.
Los síntomas son evidentes: ansiedad extrema, sudoración abundante, taquicardias y temblores incontrolados, vértigo, fuertes dolores de cabeza, molestias estomacales, las ganas de llorar o de ir al baño; e, incluso, el agarrotamiento muscular. Otros síntomas que se manifiestan incluso cuando no se está conduciendo son el sufrir pesadillas antes y después de conducir o el tener habitualmente pensamientos negativos sobre la conducción -pensar que vas a sufrir un accidente, que vas a atropellar a alguien…
¿Qué situaciones les estresan más y por qué?
1 Circulación en puentes. Sienten terror ante la posibilidad de perder el control o de que el coche caiga al vacío.
2 Circulación en túneles. Al acceder a un espacio cerrado, tienen sensación de agobio, de no encontrar ´una salida´.
3 Incorporaciones a vías rápidas. Es posible que sientan miedo a incorporarse a una carretera por la que circulan vehículos a elevada velocidad. Esta sensación empeora cuando las vías rápidas tienen varios carriles, puesto que los amaxofóbicos sufren una percepción exagerada del riesgo y pueden sufrir crisis de nervios al verse rodeados de vehículos.
4 En curvas cerradas y peraltadas. Pueden sufrir crisis de nervios debido a la velocidad y la pérdida momentánea de referencias visuales de la vía.
5 Circulación por vías con muros de separación. Pueden sentirse ´encerrados´ entre varias paredes y sufrir pánico a una posible pérdida del control del vehículo.
6 Bajadas de puertos de montaña. Pueden tener pánico ante la sensación de velocidad, que se suma a la alarma por la pendiente de la carretera. Si, además, la carretera es estrecha, el miedo puede dispararse.
7 En estacionamientos. A la hora de aparcar, sienten que ´estorban´ exageradamente al resto de conductores mientras realizan la maniobra y eso les genera unos nervios mayores de lo habitual.
¿En cuánto tiempo te curas?
Para curar a un amaxofóbico, “se requieren, como mínimo, unas 30 sesiones”, indica el psicólogo Javier Díaz Calero. Se suele dar “una sesión por semana”, por lo que el tratamiento completo tiene una duración de unos siete meses y medio.
¿Se puede superar?
Sí. Hay que “ser constante, pero entre un 90 y un 95% de los pacientes la superan”, indican los psicólogos.
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